Estudio de Confecamaras revela que en Colombia, se cancelaron 1.5 Millones de empresas, entre los años 2017 al 2023. Un promedio anual de alrededor de 215.000

Recientemente Confecámaras, la red de Cámaras de Comercio del país, público un interesante estudio denominado “Cancelaciones de Empresas en Colombia: un análisis de sus particularidades”, con el propósito de identificar las características de las empresas canceladas en el país, analizando sus datos y circunstancias comunes para detectar patrones a partir de la información disponible y las causas potenciales, de manera que cada vez los empresarios y emprendedores del país cuenten con un entorno más propicio para hacer negocios, lo que redunda en la generación de empleo digno y formal y, por ende, en el mejoramiento de las condiciones económicas y sociales de los colombianos en su conjunto.
El estudio revela que en Colombia, entre los años 2017 al 2023 se cancelaron 1.509.111 empresas, lo que representa un promedio anual de alrededor de 215.000. Las microempresas que representan el 99% de las cancelaciones, seguidas por un 0,8% de pequeñas empresas y un 0,2% de medianas y grandes.
El número de cancelaciones se ha mantenido en cifras similares desde el año 2017 (Figura 2), con un leve incremento presentado entre el año 2022 y 2023, al pasar de 214.008 cancelaciones en el primer año a 233.044 cancelaciones en el 2023, lo que representa un aumento del 8,8%. También es posible evidenciar una reducción en el número de cancelaciones en 2020, frente al año 2019. Este fenómeno puede atribuirse a los estímulos proporcionados por el Gobierno para mantener la continuidad operativa de las empresas, como el Programa de Apoyo al Empleo Formal (PAEF) y el Programa de Apoyo al Pago de la Prima de Servicios (PAP). Asimismo, se puede evidenciar la disminución en el número de cierres para 2021 y 2022 en comparación con los periodos anteriores a la pandemia, lo que puede reflejar una mayor resiliencia del tejido empresarial para esos dos años.
Las empresas son fundamentales para el crecimiento económico, actúan como motores de desarrollo, innovación y empleo, desencadenando dinámicas económicas y sociales positivas más allá de la producción de bienes y servicios. No obstante, a pesar de los esfuerzos de los empresarios por hacer crecer sus unidades productivas, sus condiciones particulares y de contexto no siempre son las ideales para la expansión o para el sostenimiento de sus operaciones., es por eso que el estudio en su
El cierre de empresas está condicionado por factores internos, como las características, conocimientos y habilidades del empresario y su equipo de trabajo y, externos, como la ubicación estratégica del negocio, fenómenos macroeconómicos y políticas gubernamentales. Independiente de la causa, el cierre de las unidades productivas trae evidentes consecuencias en el ámbito económico y social, por lo que su comprensión, proporcionada por el análisis profundo de sus factores relacionados, se constituye en una herramienta de fundamental importancia para la formulación de estrategias y políticas que permitan disminuir las tasas de cancelación, brindando mejores condiciones para hacer empresa en nuestro país.
A nivel global, en el marco de la OCDE, Finlandia, Polonia, Eslovaquia, Hungría y Colombia destacan con las tasas más altas de empresas cerradas, mientras que Bélgica, Chipre, Irlanda, Grecia y Japón registran tasas más bajas, indicando entornos empresariales estables y políticas comerciales sólidas.
En Colombia, en los últimos 7 años se han cancelado 1.509.111 empresas, lo que significa un promedio de 215.000 cancelaciones por año, es decir, aproximadamente el 13,2% de las empresas activas entre 2017-2023. Sin embargo, al comparar estas cifras con las nuevas empresas creadas, cerca de 300.000 al año, se revela un crecimiento natural positivo, indicando un impulso continuo en la actividad empresarial y fortalecimiento del tejido empresarial.
Este estudio se enfoca tanto en las cancelaciones formalizadas ante las cámaras de comercio, es decir, aquellas cuyo trámite se formaliza de manera voluntaria por parte de los empresarios; como en aquellas cancelaciones que se llevan a cabo de manera oficiosa en virtud de la Ley 1727 de 2014, que determina que las personas jurídicas y naturales que consecutivamente, durante un periodo de 5 años, hayan incumplido su obligación de renovar la matrícula mercantil, deben ser depuradas del Registro Único Empresarial y Social, RUES. En este sentido, para el periodo comprendido entre los años 2017 a 2023, las empresas canceladas por declaración han pasado a representar el 76,1% del total de cancelaciones, mientras que las canceladas por depuración han pasado a constituir el 23,9%. Las empresas grandes muestran casi un 100% de cancelaciones declaradas, seguidas de cerca por las medianas con un 99,0% y las pequeñas con un 94,6% y en menor medida las microempresas con un 76,1%.
A partir del año 2019, se da aplicación a la Ley 1727 de 2014, de este modo, se observó un aumento en la proporción de empresas que son canceladas por depuración del Registro Único Empresarial y Social, RUES, inducida principalmente por un aumento en las cancelaciones por depuración de microempresas, que pasan de presentar una participación en las cancelaciones de este segmento de empresa de 14% en 2017 a una participación de 25% en 2023.
Frente a un tejido empresarial conformado en un 92% de microempresas, 6% de pequeñas empresas, y un 2% de medianas y grandes empresas; la distribución de empresas canceladas según su tamaño revela una concentración significativa en las microempresas, que representan el 99% de las cancelaciones, seguidas por un 0,8% de pequeñas empresas y un 0,2% de medianas y grandes.
La notoria disparidad en las tasas de cancelación entre personas naturales y sociedades, 93,5% vs. 6,5%, respectivamente, pone de relieve la necesidad de brindar un mayor énfasis en el desarrollo de medidas para fortalecer la actividad empresarial de las personas naturales, lo cual podría incluir estrategias para facilitar su acceso a programas que les permitan desarrollar capacidades técnicas, gerenciales y habilidades blandas, obtener capital de trabajo y recursos para la adquisición de tecnología, programas de transferencia de resultados de investigaciones y apoyo para el desarrollo y prueba de prototipos innovadores en el mercado, entre otros.
POR REGIONES Y SECTORES
Por regiones, la Centro Oriente presenta las tasas de cancelaciones más baja del país en el periodo analizado, registrando un 12,1% para 2023. A su vez, esta región contempla el crecimiento natural más grande, con una diferencia positiva entre nacimientos y cancelaciones de 34 mil firmas. En contraste, las regiones Centro sur y Llano han presentado las mayores tasas de cancelación desde el 2017, con un promedio cercano al 16% en ambos casos.
Los sectores de servicios (14,2%) y comercio (13,9%) experimentan una tasa de cancelación de empresas superior a la de otros sectores, como construcción (9,1%) o agricultura (8,7%). A pesar de esto, el sector de servicios destaca por tener la tasa de creación de empresas más alta (19,5%), lo que refleja una dinámica significativa de entrada y salida de empresas en este sector. En contraste, el sector agrícola presenta la tasa más baja de nacimiento de empresas, lo que sugiere una menor actividad en términos de creación y cancelación de compañías.
Centrando el análisis en las diferencias entre las empresas que cancelaron su matrícula de forma declarada, es decir aquellas que son formalizadas ante las cámaras de comercio, y aquellas que se depuraron, se observa como cerca de la totalidad de sociedades realiza la cancelación de su matrícula de forma declarada. El 76% de personas naturales declara su cancelación, y cerca del 24% se cancela al dejar de renovar su matrícula.
De esta forma, los empresarios toman la decisión de continuar con su actividad económica al comienzo del año. Cerca del 70% de las cancelaciones se realizan dentro del primer cuatrimestre de cada año, siguiendo los patrones de la temporada de renovación. Así mismo, resulta interesante observar que un 4,9% de las empresas de personas naturales que cancelan su matrícula en un año, registran una nueva matrícula en el año posterior; que un 37,5% de estas empresas se desplazan a un sector económico nuevo; y las empresas que más tienden a moverse hacia otro sector al cancelarse son aquellas que provienen de actividades de servicios administrativos y de apoyo, actividades profesionales, científicas y técnicas y actividades artísticas, de entretenimiento y recreación.
Las empresas canceladas mediante declaración se mantuvieron activas en promedio, durante 6 años y 2 meses, en tanto, las empresas que son canceladas por depuración tienen un período promedio de actividad alrededor de 2 años y 9 meses. Así, el 44,6% de las empresas canceladas por depuración presentaban un tiempo de funcionamiento inferior a 1 año, y el 24,5% de empresas presentaban un tiempo de funcionamiento de entre 1 y 3 años, caracterizándose estas empresas por ser de corta duración.
AFECTACIÓN DEL EMPLEO
Considerando las consecuencias económicas y sociales de la salida de empresas del mercado, se encuentra que la cancelación de empresas implica la pérdida de 170 mil empleos en promedio por año, siendo que las microempresas aportan el 86,7% de los empleos perdidos por la cancelación de empresas.
Lo anterior, subraya la importancia de implementar programas que impulsen la resiliencia empresarial, focalizándose particularmente en las micro y pequeñas empresas y en las personas naturales. Estos segmentos no solo conforman una parte sustancial del entramado empresarial, sino que también son los más susceptibles ante perturbaciones externas. Asimismo, es fundamental tener en cuenta las particularidades regionales al formular políticas, reconociendo las disparidades en los ecosistemas productivos, así como en las condiciones económicas y de desarrollo empresarial, lo cual, como se dijo antes, influye de manera importante en las tasas de cancelación de empresas.
CANCELACIONES VS. NACIMIENTOS DE EMPRESAS
Tras un análisis de la tasa de creación de empresas, que se define como el número de nuevas empresas en relación con el total de empresas existentes, en comparación con la tasa de cancelación de empresas, que se define de manera similar, se destaca un patrón interesante. El promedio de la tasa de cancelaciones es de 13,2%, mientras que la tasa promedio de creación de empresas alcanza un 18,5%. Estos datos reflejan una expansión sólida y constante del tejido empresarial a lo largo del tiempo, lo que indica un panorama favorable para el desarrollo económico y empresarial en Colombia.
En otras palabras, el comportamiento de empresas nuevas y canceladas revela un crecimiento natural positivo. Este crecimiento se entiende como la diferencia entre los nacimientos y las cancelaciones, indicando que el número de nuevas empresas supera al de las cancelaciones. Esta diferencia se ha ampliado a través del tiempo, señalando un aumento constante en el total de empresas activas en el país. Este fenómeno sugiere un impulso continuo en la actividad empresarial, contribuyendo al fortalecimiento y expansión del tejido empresarial colombiano. El crecimiento natural de las empresas guarda relación con el crecimiento de la economía del país, dado que se identifica una correlación positiva entre los aumentos en el PIB y el incremento de la brecha entre nacimientos y cancelaciones (Figura 4).
Aunque no se puede establecer una relación causal directa, es posible indicar que descensos en la actividad económica podrían estar asociados a un mayor número de cancelaciones y menor número de nacimientos y por ende un crecimiento natural menor. No obstante, es necesario abordar esta observación con precaución, ya que durante la pandemia algunas empresas recibieron ayudas gubernamentales, lo que podría haber evitado el cierre de operaciones. Por esta razón, a pesar de la disminución en la actividad económica, se observa un repunte en el crecimiento natural para el año 2020. Así mismo, se debe tener en cuenta que existen otros diversos factores que pueden hacer que se presenten variaciones en el crecimiento natural de las empresas que no se correspondan en variaciones similares del PIB, tales como en los años 2018 y 2023, entre estos factores se puede encontrar la confianza inversionista, y demás aspectos del mercado interno y externo.