Científicos de Cambridge sitúan los orígenes del Coronavirus fuera de Wuhan

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Ni en Wuhan, ni en diciembre

Estudio Científico de la Universidad de Cambridge sitúa los origines del nuevo coronavirus fuera de Wuhan entre septiembre y diciembre de 2019.

El estudio liderado por el genetista Peter Forster, científico de la Universidad de Cambridge titulado “Phylogenetic network analysis of SARS-CoV-2 genomes” (se adjunta link de descarga del estudio completo al final), en el que colaboraron varios institutos, incluido el Instituto de Genética Forense en Munster, Alemania; el Fluxus Technology del Reino Unido, y el Lakeside Healthcare Group del Reino Unido, revela una fuerte evidencia de que el SARS-Cov-2, o el nuevo coronavirus que causa COVID-19, no se originó en la ciudad de Wuhan, provincia de Hubei en China Central, siendo más probable que haya venido del sur de China.

En el artículo publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences de Estados Unidos, Peter Forster explica que encontró tres cepas principales del virus, etiquetadas como A, B y C: “En un análisis de la red filogenética de 160 genomas completos del coronavirus 2 del síndrome respiratorio agudo severo humano completo (SARS-Cov-2), encontramos tres variantes centrales que se distinguen por los cambios de aminoácidos, que hemos denominado A, B y C, siendo A el ancestral tipo de acuerdo con el coronavirus del grupo de murciélagos. Los tipos A y C se encuentran en proporciones significativas fuera de Asia oriental, es decir, en europeos y estadounidenses. En contraste, el tipo B es el tipo más común en el este de Asia, y su genoma ancestral parece no haberse extendido fuera del este de Asia sin mutar primero en los tipos B derivados, lo que apunta a los efectos fundadores o la resistencia inmunológica o ambiental contra este tipo fuera de Asia”.

La cepa A fue la variante fundadora porque era la versión más similar al tipo de SARS-Cov-2 descubierto en los murciélagos, pero no fue el tipo predominante en Wuhan; De las 23 muestras que provenían de Wuhan, solo tres eran de tipo A, el resto eran de tipo B, una versión dos mutaciones de A.

Su investigación también encontró que el coronavirus podría haber estado circulando entre humanos y animales antes de lo que se creía anteriormente, según un análisis de la tasa de mutación.

Después de analizar  1.001 secuencias genómicas o completas del virus, de alta calidad procedentes de científicos de todo el mundo, las que fueron comparadas con el del murciélago del que procede, con el que coincide en un 96 por ciento, los investigadores calculan que el brote inicial ocurrió en una ventana entre el 13 de septiembre y el 7 de diciembre de 2019.

El genetista aborda una explicación diferente que vale la pena considerar: “el ancestral virus de tipo B de Wuhan está adaptado inmunológica o ambientalmente a una gran parte de la población de Asia oriental, y puede necesitar mutar para superar la resistencia fuera de Asia oriental”.

Las redes fologenéticas, un método eficaz para ayudar a rastrear fuentes de infección

El estudio se basa en la aplicación práctica de las redes filogenéticas, un algoritmo matemático que puede mapear el movimiento global de los organismos a través de la mutación de sus genes, como método que permite reconstruir rutas de infección y sus caminos evolutivos, donde son desconocidas y representan un riesgo para la salud pública.

Resalta el científico en su artículo: “La red rastrea fielmente las rutas de infecciones para casos documentados de enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19), lo que indica que las redes filogenéticas también se pueden usar con éxito para ayudar a rastrear fuentes de infección por COVID-19 no documentadas, que luego se pueden poner en cuarentena para prevenir la propagación recurrente de la enfermedad en todo el mundo”.

Para ilustrar lo que significa una red viral, entendida como una foto instantánea de las primeras etapas de una epidemia, antes de que la filogenia se oscurezca por la posterior migración y mutación, el estudio detalla los siguientes casos donde el historial de infección está bien documentado para que puedan servir como ilustración: “El 25 de febrero de 2020, se informó que el primer brasileño había sido infectado después de una visita a Italia, y el algoritmo de red refleja esto con un vínculo mutacional entre un genoma viral italiano y su brasileño en el grupo C. En otro caso, un hombre de Ontario había viajado desde Wuhan en el centro de China a Guangdong en el sur de China y luego regresó a Canadá, donde cayó enfermo y fue diagnosticado de forma concluyente con la enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19) el 27 de enero de 2020. En el red filogenética, su genoma de virus se ramifica a partir de un nodo ancestral reconstruido, con variantes de virus derivadas en Foshan y Shenzhen (ambas en la provincia de Guangdong), de acuerdo con su historial de viajes. Su genoma del virus ahora coexiste con los de otros norteamericanos infectados (un canadiense y dos californianos) que evidentemente comparten una genealogía viral común. El caso del genoma viral mexicano único en la red es una infección documentada diagnosticada el 28 de febrero de 2020 en un viajero mexicano a Italia. La red no solo confirma el origen italiano del virus mexicano, sino que también implica que este virus italiano se deriva de la primera infección alemana documentada el 27 de enero de 2020 en un empleado que trabajaba para la compañía Webasto en Munich, quien, a su vez, había contraído la infección de un colega chino en Shanghai que había recibido la visita de sus padres de Wuhan. Este viaje viral de Wuhan a México, que dura un mes, está documentado por 10 mutaciones en la red filogenética”.

El virus del murciélago en cuestión fue descubierto por un grupo de investigadores que incluía científicos del Instituto de Virología Wuhan, un instituto líder que colabora regularmente con sus homólogos de todo el mundo. Advierten los científicos en su estudio que: “el primer genoma del virus que se tomó de la muestra el 24 de diciembre de 2019 ya está distante del tipo de raíz de acuerdo con el enraizamiento del grupo externo del coronavirus de murciélago”.

¿Pero que se sabe con respecto a este coronavirus aislado por científicos chinos de excrementos de murciélagos, con el que comparte el 96 por ciento de genes idénticos? Respecto a esta especie de murciélago que fue localizada en 2013 en las cuevas de la provincia sureña de Yunnan, explica Peter Forster: “el nuevo coronavirus presenta cientos de mutaciones con respecto al suyo. Como los coronavirus suelen mutar cada mes, dichas alteraciones genéticas sugieren que el Sars-CoV-2 puede haber estado evolucionando de forma secreta durante años hasta volverse muy infeccioso para los humanos” y añade: "El virus pudo haber mutado en su forma final “humanamente eficiente” hace meses, pero se quedó dentro de un murciélago u otro animal o incluso humano durante varios meses sin infectar a otras personas, luego, comenzó a infectar y propagarse entre los humanos entre el 13 de septiembre y el 7 de diciembre, generando la red que conocemos hoy”.

Cuantas más cepas puedan ser analizadas, de manera más precisa se podría rastrear el origen de la propagación global del virus. Al contar las mutaciones, se podría estar más cerca de establecer cuándo fue infectada la primera persona por una cepa más cercana al virus del murciélago. Sin embargo de manera desafortunada para le evolución de la humanidad, lo más probable es que nunca se sepa la identidad y ubicación del paciente cero.

Según el equipo de Cambridge, el primer brote de esta Pandemia que tiene al mundo en jaque, podría ser un evento reciente que involucra las últimas mutaciones que completaron el salto de una cepa inofensiva a un patógeno mortal, lo que deja abierta la puerta para esto vuelva a ocurrir o incluso ya esté ocurriendo con otro tipo de virus. Los científicos reconocen al unísono que cuando se sabe tan poco acerca de la evolución del nuevo virus, existen infinitas posibilidades para sus orígenes. Lo que sí sabe es que estamos ante una nueva probabilidad en la aparición de nuevas enfermedades.