3,9% fue la Calidad de Cartera a Julio gracias a 4 efectos que exigen un mayor entendimiento

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En julio se cumple el cierre de la primera etapa de medidas para la gestión del efecto de la coyuntura Covid19 sobre el riesgo de crédito formalizadas mediante la expedición de las Circulares Externas 007 y 014 de 2020. A partir de la información disponible la Superintendencia Financiera de Colombia, realizó un balance de la efectividad de esta fase y examinó su efecto sobre los indicadores de calidad del sistema que fueron publicados en su informe del pasado jueves 24 de marzo, según las cifras a corte de Julio.

En opinión de la Superintendencia,  en general, las estrategias adoptadas han permitido contener, entender y atender la coyuntura sin que esto se haya traducido en disminuciones artificiales de los indicadores de calidad, sin embargo varios expertos tienen opiniones contrarias. 
Para la Súper, el balance de esta etapa es positivo por cuanto se contuvo el deterioro de aquellos deudores que requerían de herramientas para gestionar sus pagos, no se comprometió la revelación de los riesgos del portafolio de los establecimientos de crédito y se propició un entorno para que la oferta de crédito continuara fluyendo.

El balance de la primera etapa de medidas es positivo. Los periodos de gracia, prórrogas o redefiniciones, que estuvieron habilitados hasta el 31 de julio, por cuenta de las disposiciones de las Circulares Externas 007 y 014 de 2020 cubrieron un total de $225b de cartera distribuidos entre 11.7 millones (m) de clientes, lo que representa un 42.9% del saldo total y 21.8% del PIB. Las modalidades destinadas a hogares, como vivienda y consumo, concentraron un 62% y 52.1% del total respectivamente; mientras que los portafolios orientados al sector productivo, es decir, comercial y microcrédito participaron con 32% y 47.7%, en cada caso.

 

La aplicación de medidas de contención ha venido acompañada de un monitoreo permanente de los riesgos. La cartera al día (aquella que registra mora menor o igual a 30 días) ascendió a $505.7b, lo que equivale a un crecimiento real anual de 7.4%. Su participación en la cartera total fue 96.1%. Por su parte, la cartera vencida, es decir aquella con mora superior a 30 días, registró un saldo de $20.5b, equivalente a una variación real anual de -11.3%, lo cual coincide con el efecto de las medidas sobre alturas de mora temprana y la disminución del saldo por cuenta del volumen de castigos.

Efectos de las estrategias sobre el comportamiento del indicador de calidad

Tanto la coyuntura Covid-19 como las medidas adoptadas han influenciado el comportamiento del indicador de calidad de la cartera.

La calidad por mora, medida como la proporción entre las carteras vencida y bruta, fue 3.9% para el total del portafolio. El menor valor del indicador frente a los niveles pre-covid (4.45% en febrero) reconoce simultáneamente cuatro efectos: (i) la contención del deterioro por la aplicación de los periodos de gracia, (ii) el deterioro natural de la cartera sobre el cual no se aplicó ninguna medida de congelamiento o periodo de gracia (57.1%), (iii) la ampliación del denominador por cuenta del crecimiento de la cartera bruta y (iv) la dinámica de los castigos. Sobre este último particular, es importante anotar que los $6.5b de castigos acumulados a julio han ejercido un efecto más fuerte en el indicador de calidad de las modalidades de consumo y microcrédito. En otras palabras, de no haberse castigado esta cifra se habría ubicado en cada caso en 5.9% y 8.8%, en vez de 3.1% y 6.4%, respectivamente. Por su parte, la contención del deterioro en el segmento de moras entre 30 a 60 días han tenido un impacto marginal, dado que en su gran mayoría las medidas recayeron sobre cartera al día.

Sobre el comportamiento de la cartera castigada en los últimos 4 meses, entre marzo y julio de 2020 se observó que la contracción en la cartera vencida en 40 pb estuvo acompañada de un incremento en más del doble en la cartera castigada, al pasar de representar el 0.5% de la cartera total al 1.2% (gráfico 4). En el caso en que los establecimientos de crédito no hubieran adoptado como política castigar esta cartera, el indicador de calidad habría pasado de 4.8% a 5.1%.

Este comportamiento es más acentuado en los portafolios de consumo y microcrédito en donde la práctica de castigos es más recurrente. Para el mismo periodo de análisis, la cartera castigada aumentó en 166 y 116 pb, respectivamente (Gráfico 4).

 

Es de recordar que el castigo de cartera es una estrategia recurrente entre los establecimientos de crédito que implica provisionar el 100% del saldo de la cartera castigada, medida prudencial para mitigar el riesgo de no poder recuperar a futuro el portafolio de cartera castigada

Nota: Con respecto a la Cartera con vencimientos superiores a 30 días y para efectos comparativos, se debe tener en cuenta que en la mayoría de países de la región la cartera vencida se mide a partir de los vencimientos mayores a 90 días.

Monitoreo a la efectividad e impacto de las medidas de contención y gestión del deterioro

Al cierre de julio de 2020, se había aplicado alguna de las medidas de contención contempladas por las Circulares Externas (CE) 007 y 014 de 2020, esto es redefiniciones, periodos de gracia o prórrogas sobre $225b de cartera. En este último caso, conforme los periodos de gracia o prórrogas han venido llegando a su fin, al mes de agosto, $86.4b continúa con algún tipo de medidas, monto que representa el 16.4% del saldo total de cartera.  En otras palabras, durante la primera etapa un total de $225b de cartera distribuidos entre 11.7 millones de clientes, fueron objeto de alguna medida. Dado que los periodos de gracia oscilan entre 2.2 y 3.4 meses en promedio, dependiendo de la modalidad, varios deudores ya han empezado a retomar el pago de sus deudas, razón por la cual el saldo reportado de $86.4b corresponde a aquel sobre el cual los periodos de gracia o medidas permanecen vigentes.

De este monto el 98% finalizará sus periodos de gracia en el cuarto trimestre de 2020. Lo anterior, significa que alrededor de $137.6b han venido retomando sus pagos habituales, una vez  finalizaron los periodos de gracia o prórrogas, y este comportamiento se ha visto reflejado en los indicadores de calidad de cartera. Ahora bien, durante el lanzamiento del Programa de Acompañamiento a Deudores (CE 022 de 2020)2 $6.9b tuvieron redefiniciones en sus condiciones crediticias, lo cual representa el 1.3% de la cartera total (Gráfico 1).

Con corte al 16 de septiembre de 2020 el saldo de los créditos cubiertos por el PAD asciende a $9.8b que corresponde a 695,768 deudores.

Recordemos que bajo los nuevos lineamientos normativos (CE 022 dde 2020) los EC deben definir e implementar soluciones estructurales a las operaciones de crédito mediante la redefinición de las condiciones en función del nivel de afectación del ingreso y la capacidad de pago de los deudores.

Así mismo, la cartera que no ha registrado cambios en sus condiciones originales alcanza un monto de $422.7b, un 80.3% del total del saldo bruto a julio de 2020. Esta segmentación tiene implicaciones en materia de revelación que son resumidas en la Tabla 1.

Por modalidad, la cartera destinada a hogares, como vivienda y consumo, concentró un 29.3% y 24.7% del saldo objeto de medidas de las CE 007 y 014, respectivamente; mientras que los portafolios destinados al sector empresarial, es decir, comercial y microcrédito participaron en 42.0% y 4.1%, en cada caso (Gráfico 2).

Comportamiento del recaudo

Conforme se ha venido produciendo la finalización paulatina de los periodos de gracia, las entidades financieras han reactivado los cobros suspendidos durante la emergencia económica, atendiendo las consideraciones señaladas en las circulares, esto es, la no capitalización de intereses, ni otros conceptos asociados al crédito durante el tiempo que no se efectuaron. De esta manera a agosto de 2020, el porcentaje de la cartera recauda respecto al saldo bruto alcanzó el 5.33% (para las compañías de financiamiento el ratio es de 9.59%, bancos comerciales 5.24% y cooperativas financieras 4.62%), cifra superior a la registrada a finales de junio cuando representaba el 3.76%, aunque inferior al ratio alcanzado en niveles pre-pandemia (Gráfico 3).  

En este sentido, la reciente evolución del recaudo sugiere que los deudores han retomado su buen hábito de pago, tendencia que se observa en todas las modalidades de crédito y dan cuenta de la efectividad de la primera fase de contención.

Sin perjuicio de lo anterior y como mecanismo prudencial, las entidades han elevado el gasto en provisiones. Esto permite anticipar posibles materializaciones del riesgo de crédito que se puedan presentar producto de la efectividad en la consolidación de los procesos de reactivación sectorial, los vencimientos pendientes de los periodos de gracia y la necesidad de converger a una revelación plena del riesgo de los portafolios entre noviembre y diciembre de este año. Para el efecto, al corte de julio se han constituido provisiones prudenciales adicionales, en línea con lo establecido en la CE 022 de 2020 por un valor de $2.4b. Ello generará presiones a la baja sobre la rentabilidad de los establecimientos de crédito durante lo que resta de 2020.

Provisiones

Las mayores provisiones o deterioro bajo las NIIF, coinciden con el reconocimiento prospectivo del riesgo de los portafolios de cartera. A julio, las provisiones totales evidenciaron un crecimiento real anual de 12.3%, hasta alcanzar los $34.3b, de los cuales $6.2b correspondieron a la categoría A (de menor riesgo) y representaron el 18%. En términos absolutos frente al mes de junio el saldo de provisiones se incrementó en $293.8mm. Del total de provisiones, $2.4b correspondieron a provisiones generales adicionales, que realizaron 14 establecimientos de crédito, $2.14b a otras provisiones adicionales y $527 mm por concepto de intereses causados no recaudados (ICNR). Con ello, el indicador de cobertura por mora, calculado como la relación entre el saldo de provisiones y la cartera vencida, fue 167.2%, es decir que, por cada peso de cartera vencida los EC tienen cerca de $1.67 para cubrirlo. Es así como los indicadores de cobertura reflejan dos efectos simultáneos: la constitución de mayores provisiones adicionales, y el menor saldo de la cartera vencidas y en riesgo.

Recordemos que el sistema de provisiones en Colombia establece que todos los créditos desde que nacen deben constituir un mínimo de provisión. Las provisiones corresponden a los recursos que destinan los EC de manera preventiva para proteger el activo ante la posibilidad de que el riesgo de incumplimiento asociado a un crédito se materialice.

Saldo de Cartera y Desembolsos  

El crédito continúa siendo un pilar de la recuperación económica. En julio el saldo total de la cartera bruta ascendió a $526.2b, con lo que el indicador de profundización (medido como la relación de cartera bruta a PIB) alcanzó el 50.9% del PIB. En términos reales el saldo de la cartera bruta continúa registrando variaciones anuales positivas, esta vez de 6.5%, tasa superior a la media de los últimos 5 años (4.19%).

La cartera comercial registró un crecimiento de 8.1% (en términos nominales, la variación anual de esta modalidad fue 10.2%), impulsada por los desembolsos al segmento corporativo. Consumo y vivienda, aunque a un menor ritmo, continuaron aportando positivamente al total, luego de registrar variaciones reales anuales de 4.7% y 5.7%, respectivamente. En contraste, la cartera de microcrédito se contrajo levemente (el saldo de la cartera de microcrédito alcanzó los $12.9b), prolongando así la desaceleración observada desde principios de 2018.

Al respecto, vale la pena destacar el efecto que han tenido las líneas de redescuento y garantías impulsadas por el Gobierno Nacional sobre el crecimiento de la cartera a empresas. En general, el repunte del portafolio comercial inició en marzo, es decir previo a estos programas y al descontar el aporte de las líneas de garantía, la tasa de crecimiento real de esta modalidad habría sido 7.4%, en lugar del 8.1% reportado. En contraste, en microcrédito dicho efecto es significativo, dado que la contracción sería mayor de no haber sido por estas líneas (-4.3% vs. - 0.7%). Los desembolsos se han venido acelerando conforme se acentúa la recuperación económica, al alcanzar en julio $24.6b. Conforme se normaliza la percepción de riesgo sectorial y aumenta el apetito de financiación también se ha venido produciendo un incremento en el monto y número de las solicitudes de crédito. En julio se demandaron cerca de 1.2 millones de solicitudes por un monto de 58 billones, de este total un 79% fue aprobado. La tasa de aprobación en las empresas alcanza el 87% y para los hogares es cercana al 45%. En este último caso, es de esperar que conforme se recupere el empleo perdido entre marzo y abril, los niveles de aprobación retomen una dinámica ascendente.

Activos 

El sistema financiero acompaña la transición hacia la reapertura de la actividad económica,  veamos en que cifras sustentan la Súper esta afirmación:  Al cierre de julio de 2020, los activos del sistema financiero alcanzaron $2,130.4 billones (b), con lo cual el crecimiento real anual se situó en 6.9% (En términos nominales, la variación anual fue de 9%). Los activos totales crecieron $27.2b frente al mes anterior, como resultado de un incremento en $6.1b en los instrumentos de patrimonio de emisores extranjeros. Los activos de las entidades vigiladas ascendieron a $1,057.7b y los recursos de terceros, incluyendo activos en custodia, a $1,072.7b. Los fondos administrados por las sociedades fiduciarias registraron $698.4b, de los cuales $195.8b correspondieron a custodia. La relación de activos totales a PIB fue 206.1%.  

A partir de la expedición de la Circular Externa 034 de 2018 se separa la actividad de custodia de valores de la actividad del tipo 1 Inversión y se crea como tipo 28, permitiendo de esta manera llevar un mejor control sobre las cifras de esta actividad. La Custodia de Valores está desagregada en 4 subtipos: (Custodia de Fondos de Inversión Colectiva, Custodia de terceros, Custodia Exterior de Portafolio y Custodia de Inversión Directa)

El sistema financiero continúa diversificando sus tenencias de títulos en el mercado de capitales con un portafolio de inversiones que alcanzó $894.2b. El incremento anual fue de $65b, explicado principalmente por el mayor saldo de los instrumentos de patrimonio de emisores extranjeros, títulos de tesorería TES, así como por derivados de negociación, que aumentaron en $39.2b, $15.5b y $10.2b, respectivamente. El portafolio de inversiones de los recursos de terceros administrados representó el 61% del total de inversiones del sector financiero.

Los resultados del sistema siguen condicionados a la evolución de los mercados globales y a la consolidación de los procesos de reactivación. En julio la apertura gradual de las economías desarrolladas y emergentes coincide con el mejor desempeño de la renta variable y la renta fija. A su vez, el incremento en los precios de los commodities refleja la progresiva dinamización de la demanda global. Los fideicomitentes de negocios administrados por las sociedades fiduciarias registraron rendimientos acumulados de $2.6b, cifra que representa una recuperación frente al mes anterior (-$394.8 miles de millones (mm)). Los inversionistas de los 195 fondos de inversión colectiva (FIC) administrados por las sociedades fiduciarias, las sociedades comisionistas de bolsa de valores (SCBV) y las sociedades administradoras de inversión (SAI) presentaron una reducción en el saldo de $653.8mm, debido principalmente a pérdidas netas en la valoración de instrumentos de patrimonio. Los inversionistas de los 91 fondos de capital privado (FCP) administrados por sociedades fiduciarias e intermediarios de valores tuvieron rendimientos acumulados por $364.9mm. En el caso de los fondos de pensiones obligatorias, a los 16,804,701 de afiliados se les abonaron en el último año a sus cuentas individuales rendimientos acumulados por $9.8b.

Utilidades

Por tipo de industria, y como era de esperarse en esta coyuntura, se observaron reducciones en las utilidades frente al año anterior. Al cierre de julio, los establecimientos de crédito (EC) alcanzaron resultados acumulados po$4.6b (frente a junio de 2020 fue 15% superior. De los $4.6b correspondientes a EC, el 78.6% corresponden a establecimientos bancarios), cifra inferior en $3b (-40%) frente a 2019 y superior en $595.6mm respecto al mes inmediatamente anterior. La industria aseguradora registró $1.2b (-23.7% frente a 2019), las sociedades fiduciarias (frente a junio de 2020 fue 20.8% superior) $399.8mm (-1.6% frente a 2019) y las sociedades administradoras de fondos de pensiones $335.7mm (-56% frente a 2019).